lunes, 11 de enero de 2010

Serigrafías de Tango, 1992

Como todo buen porteño, siguiendo una tradición cotidiana de la ciudad, Breccia era un hombre de tango y de bares.

En una entrevista realizada por Eduardo Orenstein para el nº 97 de la Revista Fierro (Septiembre de 1992, Ediciones de la Urraca), Breccia contaba que "sigo dibujando y pintando en bares. Vos sabés que el bar es algo muy prteño que hemos heredado de los españoles. Y de muy joven, yo frecuentaba bares, dibujaba en bares, me gusta ver la gente sola en bares. Hay dos temáticas recurrentes mías: los bares y el tango".

En esa misma entrevista, hablando de la relación entre la pintura y la historieta, el Viejo decía, "ahí andan. Andan a los ponchazos. Y las ilustraciones también. Este año tengo que seguir haciendo en Buenos Aires, y es lo que hice cuado volví, ilustraciones grandes, de tango, que ya se vendieron todas. De dos se hicieron serigrafías y de las demás se vendieron los originales también..."

Estos extractos de la palabra de Breccia viene a cuento de las imágenes que siguen.

En el número 20 de la revista alemana Reddition (Diciembre de 1992) se publica un amplio dossier sobre la obra de Breccia, junto con la historieta El Corazón Delator y una larga entrevista realizada por Roland Mietz y Volker Hamann durante el Salón Internacional de Comics de Erlangen el 19 y 20 de Junio de 1992.

Lo que nos interesa en este post no es la entrevista en sí, sino que en la página 54 de dicha revista podemos ver una publicidad en la que se ofrecen dos serigrafías de Alberto Breccia de 50 x 40 cm, firmadas y númeradas, con una tirada de 199 ejemplares cada una. Seguramente son esas dos a las que Breccia hacía referencia en la entrevista de Fierro meses después.

Una de las obras se llama "El Bandoneón" y la otra "La Guitarra". Ambas remiten al mítico Buenos Aires de principios del siglo XX, donde el tango y los guapos eran parte de la vida cotidiana.
En "El bandoneón" podemos ver a un grupo de personas bailando el tango acompañados por un bandonenonista y un guitarrista, en una típica imágen de la geografía del arrabal porteño.

En "La Guitarra", cuya imagen acompaña la nota, vemos al guitarrista, quizas un payador, ejecutando su instrumento en un viejo bar, ante la mirada atenta de los parroquianos.

Tango y bares, dos de las pasiones de Breccia, unidas en estos dibujos cuyo destino era el mercado europeo.

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